jueves, 18 de octubre de 2012

Cartas españolas



IV

Es curioso que aquellos ladrones, fulleros y timadores,

procedentes de las clases bajas, algunos con experiencia penitenciaria,

es decir, los que hicieron el capital inicial para su negocio

con la extorsión, hoy educan a sus hijos conforme al doctor Spock. 


Los mandan a colegios privados: hincar los codos,

machacar el latín,

saber quiénes eran los estoicos,

leer las Escrituras,

aprender en unos cuantos idiomas el “Padrenuestro” y “Dios te salve”,

mejorar el genotipo con el sello dorado de la educación. 


Eso es, sencillamente, convertirse en hidalgo,

en la clase superior.

Llamarse “nueva élite”,

llevar sombreros europeos. 


Despreciar a los padres, por la plebeyez, por el mal gusto, por el mal 

tono,

la mala pronunciación,

y… ¡por el olor, el olor!... 





Olesia Nikoláyeva. La hora de Rusia. Poesía contemporánea. Visor, 2011. Traducción: Marta Lloret Llinares

Imagen: El lazarillo de Tormes. Goya.

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