sábado, 22 de junio de 2013

Un pañuelo perfumado con dinamita

Va a llover. No sé si en Bagdad, en mi sombrero, o en tus pantorrillas.

El Pagasarri toma forma de tratado o acuerdo sobre las bases hispanoamericanas, aunque menos supeditado al sol crepuscular del dólar.

Pasa un camión con soldados israelíes armados con fusiles americanos.

Pasa un tanque soviético por la avenida central de El Cairo.

Pasa un vendedor de periódicos con las buenas noticias de todos los días (y usted que lo vea).

Porque va a llover, está lloviendo por lo menos desde 1914-1936-1939-mil novecientos diplomáticos limpiándose los dientes con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.

Matilde, píntate los ojos con una varita de bambú, ninguna tan esbelta y luminosa como tú.

Camina, Matilde, mas no choques contra Checoslovaquia, Camboya, no te golpees contra los coroneles de Grecia, las juntas militares de Argentina, Guatemala, Brasil (España es una monarquía rebosante de hidalguía).

Llueve a torrentes sobre las torturas, la casa del hombre, el hambre de los niños latinoamericanos, llueve sangre, coágulos de sangre, cántaros de sangre, sangre líquida y sólida, sangre aprobada marginalmente por la ONU.

Vámonos, Matilde, coge el paraguas, la metralleta, la barra de los labios y un pañuelo perfumado con dinamita.




Blas de Otero. 10-8-1970. Hojas de Madrid con La galerna. Galaxia Gutemberg, Círculo de lectores, 2010. 
Imagen: VALIE EXPORT. Action pants, 1969

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