jueves, 6 de marzo de 2014

Los hombres y sus sombras. Balada



La ciudad de los hombres tiene un doble de sombras.

Amor mío, me abrazas, y observan nuestras sombras.

En siniestras pantallas miran nuestras siluetas

abrazarse en las sombras de nuestros dormitorios.

Tengo miedo, amor mío, de acercarme a tu lado.

Nuestros pasos se siguen sin tregua, y las memorias

eléctricas recogen nuestro amor y lo matan.

Nuestras sombras al cabo viven mientras nosotros

morimos en la angustia de ser apenas sombras.

Pero ven, amor mío; no huyamos, encontrémonos.

¡Seamos luces nosotros que maten nuestras sombras!

A cámaras ocultas hagamos gestos lúbricos

para que se revuelquen los agentes secretos.

Hagámosles mil muecas, finjamos hacer bombas,

o hagámoslas, quién sabe, si sigue la condena.

Pero ven, amor mío, porque hoy estoy muy triste

entre las grandes sombras oscuras de esta noche…



Alfonso Sastre. Los hombres y sus sombras. Hiru, 1991.

Imagen: Amalia García. Instalación de cámaras de videovigilancia. Bruselas, 2013.

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