viernes, 11 de julio de 2014

Después del accidente



Cuando levantaron aquel hierro amarillo,

se vio la cosa reventada: dos;

las dos manos del hombre: la gran mano

izquierda, la gran mano derecha.

Machacadas en óxido. La sangre

se espesó con el aire. Lo llevaron.


Si nos vemos, amigo, hay que beber a la salud del hierro.

Llevaré hasta tu boca el vaso con el vino

y, cuando tú sientas que bebes con mis manos,

tú comprenderás que no estás manco en el mundo.


Yo te aseguro que cuando venga lo que vendrá

nadie va a llorar por sus viejas manos atadas.

Y además -no lo olvides- yo ya no tendré

que estar triste por ti. Va a ser entonces

cuando vas de verdad a tener manos.




Antonio Gamoneda. Blues castellano, 1961 – 1966 y 2004. En Esta luz. Galaxia Gutenberg, 2004.

Imagen: Gervasio Sánchez. Vidas minadas, 1997.

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