martes, 2 de diciembre de 2014

Gloria, amén



Gloria. Amén. El incienso. Es demasiado

para mis años y para mis hijos

que no quiero que tengan como yo la boca

siempre cerrada.

                                   Ay cuando la bola

de acero estalle!

                                   Yo hube de callar;

aunque traidor sigue siendo traidor,

por muchas ediciones que hagan del Diccionario.


Estoy cansado de genuflexiones.

Y mis hijos sabrán que eso es indigno

de un hombre. (Que ellos se humillen sólo

cuando vayan -si van- a algún gimnasio).

Estoy harto de “Gloria”, “Amén”, “Señor

Director, ¿me permite Ud. Aún

que siga vivo, o me declaro muerto?”.


Boca cerrada. Me llamarán boca

cerrada, cuando deje el mísero

mundo. Sólo diré adiós

a mi familia, y eso aún arrancándome

las telas últimas por el gran esfuerzo.

Pero traidor sigue siendo traidor,

aquí y ahora y después de todo.


Que mis hijos me lean en la rúbrica

trágica de los labios, y verán qué fuerte

grita un cobarde, después que dio el último

suspiro.

                        Adiós, mis hijos; y sabed,

que al siervo, vuestro padre, le mataron

cuando mejor hacía la reverencia.




Gaspar Moisés Gómez. Sinfonías concretas. Diputación Provincial de León, 1970.

Imagen: Luke Hillestad. Prudencia, 2012.

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