sábado, 16 de abril de 2016

GRANADA VISTA DESDE EL CIELO



                        Cuando se hundieron las formas puras
                        bajo el cricri de las margaritas
                        comprendí que me habían asesinado.
                        Recorrieron los cafés y las cementerios y las iglesias,
                        abrieron los toneles y los armarios,
                        destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
,
                        Ya no me encontraron.
                        ¿No me encontraron?
                        No. No me encontraron.

                                                                       Federico García Lorca



Tras una pelota, siempre va un niño.

Detrás de un niño, corre siempre un cura.

Dentro del cura, se aloja el barranco.

En un barranco, mataron a Lorca;

debajo del cual, trompetea Falla,

a quien se suma el cantaor Morente:

son tres tristes muertos resplandecientes

que arrastran, zombis, la funesta facha

de un microondas desenchufado.

Lorca, Falla y Morente. En un barranco.

Trotan delante de un cura, y de un niño,

en busca de esa pelota menguante

que recubra el Sacromonte de estrellas

con sus brazos en cruz de cruz de mayo.

Y entre tanto desorden, un disparo

de luz que maniata el tiempo con cándidas

cuerdas crueles. Cuerda niña. Cruel cura.




David Benedicte. Anogrexia. Baile del Sol, 2015.

1 comentario:

  1. Genial Lorca. No todos podemos recordar
    el día que nos asesinaron
    y dejar allí
    un manojo de margaritas.

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