domingo, 15 de mayo de 2016

COMO NIÑOS QUE TIRAN PIEDRAS A LOS TRENES



Creían que nos modelaban a su imagen y semejanza, que comíamos hojas caídas y que cada uno heredaba la enfermedad de su padre.


Pensaban que se nos irían pudriendo las horas vivas en la telaraña bajo un alud de hojarasca y cáncer, que el tiempo, tarde o temprano, cegaría las ventanas.


Pero nosotros éramos insomnes. Desobedecimos sus nanas de cieno y dedicamos las noches a destejer sus mentiras y a pensar en pétalos de aurora y agua y en música para bailar descalzos.


Era simulación que nos gustara el lodo, era mentira. Teníamos los ojos del corazón abiertos, porque el corazón bastardo e inocente cuya gramática amamos no descansa nunca:


nos guarda tras el horror, insomne.




David Eloy Rodríguez. Para nombrar una ciudad. Renacimiento, 2010.

Imagen: Marie Šechtlová. De la serie “Gitanos”, Tábor, 1961.

2 comentarios:

  1. Cuán difícil, aún mediando espontáneo deseo, me es a veces añadir a lo leído un comentario. Cuán injusto, para mí y para el poeta, no intentarlo.

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    1. Gracias, Loam, por este no comentario. Has obrado con justicia para con el poeta y para contigo. Saluton.

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