domingo, 16 de abril de 2017

[Lo amputado]



                        Animal amputado que no muere,

                        vegetal amputado que no muere,

                        palabras amputadas que no mueren.



Contra el dolor que tala la hermosura

-el brazo gangrenado y su exigencia,

el dedo que la máquina anuló

y su uña que se aferra a lo invisible

como tenaz se aferra a cada árbol

la yema en la que inscribe su deseo,

porción y cobertura seminal-

siguen creciendo el tiempo, las ramitas.


Sigue empujando el río en su desove,

la larva en lo precario, el estornino

en el amor salvaje a las distancias,

la almendra en su epitelio y su ternura.

Sigue empujando el sol toda la luz.


Quien amputa sonidos, no percibe

que en la palabra bosque, late el árbol

y en la palabra rama, la madera.

Que está el viento dormido en el violín

y la piedra en la tierra y su traspié

como están en la casa el pan y el hambre,

las vocales abiertas de la boca.

Que aunque estén cercenadas las palabras

cada letra confirma su energía,

su entrega y movimiento, su caudal.

Prolifera la vida en sus acopios.


                                    con César Vallejo




María Ángeles Pérez López. Fiebre y compasión de los metales. Vaso Roto, 2016.

Imagen: Robert Doisneau. Liberación de París, agosto 1944.

No hay comentarios:

Publicar un comentario